METODOLOGÍA

 

Dos dinámicas principales que se entrelazan en las sesiones:

 

1. Investigación y entrenamiento

Enfoque en el cuerpo como extensión del espacio y caminos hacia la presencia. Práctica de ejercicios, dinámicas y herramientas de teatro físico y la danza butoh que activan la atención, la fuerza, la disponibilidad y la escucha necesarias para movilizar el cuerpo-espacio, que nutren la sensibilidad y ensanchan nuestras posibilidades creativas. Apuntamos hacia la experiencia de la corporalidad como espaciamiento, apertura, depósito de memorias siempre a punto de emerger y de convertirse en forma y movimiento.

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2. Creación

Hacia un estado performativo y creación de la partitura. Abordaremos la creación como práctica de entretejer el pensamiento, la imaginación, la sensación, la memoria, el movimiento, y dar forma a este entretejimiento. Aprendemos a componer en acto (trabajo sobre la improvisación) y a componer una partitura físico-espacial previa al acto escénico. Tomamos diferentes materiales como puntos de partida y puertos para perdernos y encontrar posibilidades creativas.

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CONTENIDO

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Cada trimestre tiene dos vertientes principales que se irán entrelazando.

 

I Trimestre. La danza del origen

   1. Atención y subcuerpo

   2. El cuerpo como paisaje

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II Trimestre. Co-errancia grupal

   1. Hacia un nosotros danzante

   2. Dinámicas de resonancia y atención múltiples

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III Trimestre. Las danzas sin nombre

   1. Danzas sordidísimas

   2. Libertad que espanta

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I TRIMESTRE  –  LA DANZA DEL ORIGEN

 

 

La danza del subcuerpo (subbody / cuerpo subconsciente)

Mediante dinámicas que potencian la sensibilidad corporal y espacial, aterrizamos la mente y el cuerpo cotidianos y ampliamos la escucha hacia las sensaciones físicas y procesos sutiles que ocurren en la oscuridad del cuerpo. Toda creación, escribe Gaston Bachelard, tiene su núcleo onírico que nace del subconsciente. Para penetrar en ese núcleo onírico necesitamos activar y provocar el subconsciente.

 

Cuerpo como paisaje

El paisaje como riqueza de materias, formas, texturas, seres, emociones, acciones… Cuerpo como apertura e invitación a la experiencia y no una fijación que obstruye el surgir. El cuerpo entendido como paisaje se nutre de una imaginación abierta: esta afecta a la materia, afecta a los cuerpos. La imaginación es una dinámica, y el movimiento por lo tanto forma parte de ella. Poner en práctica el “cuerpo-paisaje” es experimentar en movimiento espacios imaginados, recuerdos, sueños, deseos, memorias, pensamientos, y observar el cuerpo que se vuelve aquello que contempla. El espacio llama a la acción, al movimiento, y antes de la acción trabaja la imaginación.

 

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II TRIMESTRE  -  CO-ERRANCIA GRUPAL

 

 

Hacia un nosotros danzante

Insistiremos en observar la relación que habitamos con los otros cuerpos, con el espacio externo a la capa de la piel del cuerpo y cómo este exterior modifica nuestro espacio interior, y viceversa. Practicaremos técnicas como flying low y passing through que nos invitan a salir de la burbuja unipersonal e individual para saltar hacia la vivencia de un nosotros que danza y un espacio en movimiento.

 

Dinámicas de resonancia y atención múltiples

Co-ire significa “ir juntos” en latín. Co-errar sería para nosotros “ir juntos en la pérdida”: investigación y experimentación grupal donde habitamos no un lugar sino una relación multidimensional. Pérdida como espacio para improvisar y empaparse del vértigo de la exposición (estar expuesto al vacío, de no tener que contar nada). Improvisación como una posibilidad de entender algo de nuestras vidas sin pretensiones, de experimentar el mundo en nuestras carnes desde una conciencia ingenua, una conciencia soñadora. En la práctica de Co-errancia grupal pondremos el foco en lo que ocurre cuando nadie es dueño de lo que pasa, reflexionando sobre qué hacemos para habitar un espacio más vivo. Ensanchando nuestra capacidad de resonar con lo que ocurre tanto entre el nosotros que danza sin perder la atención en el subcuerpo.

 

 

 

III TRIMESTRE – DANZAS SIN NOMBRE

 

 

Danzas sordidísimas

“Donde Oriente goza extáticamente, Occidente se deprime” (Quignard, en Morir por pensar). El butoh insulta algunas miradas porque su investigación se ubica en el territorio de la no pertenencia a los valores como lo bello y lo feo. Es la danza del goce. Los japoneses aprendieron a gozar ahí donde la mirada del europeo se deprime y se asusta. Es la danza de la interrogación pura, sin ideales, sin opiniones, sin expectativas, sin garantías, sin acreditaciones y sin fe. No necesita de convicciones para seguir naciendo en el vértigo. Investigaremos los movimientos que nacen de pensar lo sórdido, lo repugnante, lo monstruoso y lo grotesco en el filo entre la atracción y la repugnancia, entre lo que incomoda y lo que fascina.

 

Libertad que espanta

El último mes del curso anual integramos los caminos transitados a lo largo del año y nos zambullimos a pensar en la “libertad que espanta”. Se trata de una metáfora para el salto, para el vuelo de pájaro, para la caída, para estar absortos con todo el cuerpo en la cosa, en esa cosa que amamos. Una invitación a bailar al borde de abismo y descubrir nuestra danza, nuestro arte, nuestro teatro innombrables y al secreto de los cuales solo nosotros sabemos acceder.

Étienne de la Boétie escribe en el siglo XVI: “Podemos liberarnos tanto como sea posible, pero no se puede ser libre.” El butoh es la danza de la liberación: cada vez más salvajes y nuestros movimientos menos prudentes, nos hundiremos en la noche, en el origen, descubriendo la necesidad más íntima que nos mueve.